Por:  Jackeline M. Guerra B., Fellow 2023, YABT

El presente artículo expresa mis perspectivas relativas a la importancia del poder de las redes juveniles y de las comunidades globales para el hemisferio. El corazón de está temática reside en la incidencia de las juventudes en la participación, toma de decisiones y diseño de soluciones. 

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) afirma que  priorizar la inversión en la juventud, especialmente en mujeres adolescentes, emerge como una de las decisiones más acertadas que una nación puede llevar a cabo. En el caso de la región, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estima que la población joven alcanza los 160 millones. Ante dicho escenario, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hace énfasis que las juventudes de la región están creciendo en un mundo en rápida transformación. Por lo que, es necesario prestar atención a los cambios que están influyendo en su desarrollo y en su forma de interactuar.

Invertir en la juventud, va más allá de tener un puesto en la mesa, es incluir a las juventudes en el diseño y aplicación de soluciones. Del 17 al 20 de julio, asistí a la Conferencia de Women Deliver 2023 en Kigali, Ruanda, un espacio multisectorial diseñado para emprender soluciones a partir de la información y los datos sobre el desarrollo. Como joven latinoamericana fue gratificante ser parte de un espacio que incluyera las visiones regionales orientadas a alcanzar fines comunes para el desarrollo de nuestras sociedades.

Entre los casos de éxito a destacar está Zuriel Oduwole, joven que inició su camino como agente de cambio a muy temprana edad y durante su trayectoría se ha enfocado en defender la educación de niñas en el continente africano, así como otras causas relacionadas al desarrollo integral y al medio ambiente. Su liderazgo ha llegado a impactar más de 20 países. También, nos encontramos con la historia de Yasmina Benslimane, fundadora de Politics4Her, un movimiento enfocado en fomentar la participación inclusiva de las jóvenes y las niñas en la política. A nivel de las Américas, debo hacer especial mención a la notable participación en estos foros donde demuestran que las juventudes de la región cada vez más se consolidan como agentes de transformación. Estos casos de liderazgo nos llevan al mensaje de Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz, quien durante la conferencia de Women Deliver 2023 destacó en sus intervenciones la importancia de prestar mayor atención a los efectos de la pandemia sobre la educación. En especial a los países donde las familias deben escoger entre las necesidades del hogar y pagar por la educación. Algunas de las dificultades que la juventud de este siglo enfrenta, Malala lo llama “el apartheid de género” debido a las brechas que enfrentan las niñas y mujeres. Sin embargo, aún confía que “un niño(a), un profesor(a), un libro y una pluma pueden cambiar el mundo. La educación es la única solución”. La juventud, en especial las niñas y jóvenes son fundamentales para construir una sociedad resiliente ante el cambio.

En términos de inclusión, derechos humanos y equidad de género, vivimos en tiempos cruciales para unificar esfuerzos y avanzar en estas metas comunes. Las mismas marcan una prioridad importante en la agenda hemisférica y se vinculan con los pilares de la OEA. En esta misma línea, la temática de la 53 Asamblea General de la OEA celebrada en junio pasado, se dió bajo el lema “Fortalecimiento de una cultura de responsabilidad democrática con promoción, protección e igualdad de los derechos humanos en las Américas”. En la misma, tuve la oportunidad de contribuir a formular y exponer los avances intersectoriales dónde la juventud del continente está desempeñando un rol significativo. 

Dentro de las comunidades globales, la juventud ha desarrollado la sensibilidad para formular soluciones que traspasan fronteras e incluso continentes. Esta sensibilidad, se traduce en innovación, una palabra que ha marcado mi formación como pasante del Young Americas Business Trust.

La acción juvenil global impacta de forma activa en la defensa de los derechos humanos, en el empoderamiento de comunidades y de grupos vulnerables, en la mitigación del cambio climático y sobre todo en la lucha contra la desinformación. Las redes juveniles constituyen un entramado que permiten conectar las ideas y convertirlas en acción. Un ejemplo de ello es el Caribbean Regional Youth Council (CRYC), con quienes tuve la oportunidad de trabajar en colaboración para reforzar la integración de la juventud caribeña en los espacios participativos de la región. Este es un foro que integra las voces juveniles del caribe en una sola, con el propósito de impulsar la agenda de desarrollo de la juventud caribeña. 

En este punto, debo resaltar el llamado de líderes regionales como el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien en ocasión de la 53 Asamblea General de la OEA hizo énfasis en incluir a la juventud, romper paradigmas y generar diálogo.

Mi recorrido en el Programa Foro de Jóvenes de las Américas de YABT, me ha servido como base para comprender mecanismos participativos y su importancia para la democratización de las decisiones que influyen en las sociedades, principalmente en los grupos vulnerables. En este contexto la educación es una herramienta poderosa y capaz de moldear sociedades más justas e inclusivas.

Los y las tomadores de decisiones, organizaciones internacionales y el sector privado, son potenciales aliados con los que podemos unirnos para la transferencia de recursos prácticos, experiencias y oportunidades que le permitirán a la juventud alcanzar metas comunes.

En síntesis, debo resaltar que el cúmulo de experiencias y conocimientos que he desarrollado son un referente de la capacidad que cada joven de la región tiene para informarse, idear y ejecutar. Las luchas tradicionales y los nuevos retos encuentran en las comunidades globales el poder de hacer valer la responsabilidad de promover y defender el desarrollo hemisférico y global.